Apuntes de campaña

santos
5 min readJul 18, 2023

Algunos escritos desordenados de una primaria exitosa.

José Corral, Maximiliano Pullaro y Gisela Scaglia

Ayer (lunes 18 de julio), buscando una foto para un posteo, me encontré con la imágen que ilustra esta nota y me llevó a repasar lo vivido en estos últimos dos meses. Las líneas que siguen, son la consecuencia de dicho repaso.

La foto es significativa porque fue la primera de los tres juntos. O al menos la primera de ellos como los candidatos provinciales de cara a las PASO. Maximiliano Pullaro y Gisela Scaglia como el binomio para Gobernador y Vice y José Corral como cabeza de lista de Diputados.

Era el inicio de una campaña que estuvo signada por el profesionalismo y la prolijidad. Cómo dijo Pagni en su columna de ayer, repasando los resultados, una campaña “aburrida” o, para ser más justos más, tradicional.

Las ideas fuerzas que guiaron el camino fueron dos y se respetaron a rajatabla: propuestas y no agresión a los rivales internos. Después de todo se trató de una interna que luego obligaría a todos a trabajar juntos.

Esa estrategia recibió un embate brutal en los primeros días y puso a prueba la templanza no solo de los candidatos sino de todo el equipo de campaña.

Carolina Losada, rival en la interna, decidió jugar a fondo con lo que luego resultó ser su única carta. En un canal de alcance nacional sugirió que Pullaro estuvo vinculado de forma espuria a policias acusados de tener relación con el narcotráfico rosarino.

Esta acusación se posó como una nube durante toda la campaña. Por supuesto, al principio la sacudida fue más fuerte y obligó a Pullaro a dar una conferencia de prensa para hablar por “única vez” del tema. Dio las explicaciones sin atacar a Losada y abogó por seguir adelante con la agenda marcada. Como era de esperarse, las preguntas se repeterían a cada recorrida y cada entrevista. La respuesta fue casi siempre la misma.

En ese sentido, como también dijo Pagni, Pullaro fue un canidato “aburrido”. Nunca pisó el palito.

Volvamos a la foto (que me tocó sacar a mí). Fue en la terraza de las oficinas de Pullaro, que oficiaron de bunker oficial de campaña. Era el primer día de lo que serían ocho semanas frenéticas. En lo personal fue la primera campaña en la que me tocaba “salir a la cancha”. Había estado en otras dos pero trabajando desde una oficina.

El rol que me tocó en ésta, al igual que en las otras, fue totalmente accesorio pero esta vez me permitió tener acceso a los candidatos. Los provinciales y los cientos de aspirantes a miembros y presidentes comunales, concejales, intendentes y senadores (uno por cada uno de los 19 departamentos).

Pude conocer medios, periodistas y gente de todas partes. Pero lo más lindo sin dudas fue conocer la inmensidad de nuestra provincia, la “invencible”. Recorrimos más de 20 mil kilómetros y tuve la posibilidad de ver y escuchar la realidad particular de cada localidad.

Dato de color y mención especial para cada uno de los comités que la UCR tiene a lo largo y a lo ancho de Santa Fe. “Un cura en cada iglesia”, me dijo mi viejo cada vez que le mandaba un retrato de Além, Yrigoyen, Illia, Balbin o Alfonsín.

La foto, otra vez. La terraza. Los canidatos.

La campaña estuvo dividida en tres tramos. El primero, que arrancó con aquella imágen, consisitió en recorrer en conjunto toda la provincia presentando las candidaturas y las propuestas.

Las dos ideas fuerzas de la campaña siempre presentes. No agresión y propuestas.

La inseguridad, sin dudas fue el tema principal. Pero enseguida, en cada charla, surgian los reclamos por infraestructura (autopistas, rutas, caminos rurales, electricidad y gas), la dificultad para conseguir personal por parte de los productores y empresarios y la falta de previsibilidad. A eso se agregaron, también, las propuestas en educación. El cumplimiento de los 180 días de clases por ley como estandarte.

Esa primera etapa terminó con la prensentación de la lista completa (provincial + local) en la sala Moreno de la ciudad de Santa Fe. Ese día, en esos actos que sirven sobre todo para darse aliento entre la militancia y mostrar un poco del famoso músculo político, un amigo con varias campañas encima me dijo: “se siente en el aire que vamos a ganar”.

Para la segunda parte el trinomio de candidatos se separó y cada uno continuó dando vueltas a la provincia. A esta altura, el equipo ya jugaba de memoria. No agresión y propuestas.

Para este momentos los números ya daban positivos y eso permitió alguna que otra chicana para responder a la agresión inicial de Losada que nunca terminó de disiparse. “Quizás algún consultor le avisó que va perdiendo y por eso dice eso”, era una de las respuestas elegidas.

De todos modos, la cautela y la desconfianza en las encuestas mantuvieron al equipo siempre en la senda marcada.

Palo y a la bolsa.

Los últimos días de campaña volvieron a juntar a los candidatos para la última gira. Muchos kilómetros, últimas conferencias, radios, televisión, diarios y cierres en locales partidarios.

Se podía pensar que ya estaba todo jugado, que ya se había hecho todo y que solo cabía esperar pero nadie quería dar nada por seguro y los esfuerzos se estiraron hasta el final. El viaje a Villa Ana, a días del cierre, fue una muestra de ello. Los votos se suman y se cuentan de a uno.

Llegó el domingo 16 y el despertador sonó temprano. Me tocaba abrir una escuela como fiscal general. A la siesta me iban a relevar y debía quedar atento para cuando fuera el momento de ir a Rosario. Supuse que la salida iba a ser cerca de las 8 de la noche cuando haya una certeza de resultados pero a las 6.30 me avisaron que ya teníamos que salir. Me llamó la atención. Hasta ese momento había evitado leer cualquier noticia de los resultados provisorios y tampoco entré a twitter para no volverme loco.

Cuando subí al auto ya se hablaba de un triunfo amplio en la interna pero nadie quería asegurarlo. Le escribí a un amigo del equipo de Gisela Scaglia y le dije, “mirá si ganamos”. Me respondió: “ganamos”.

Llegamos al hotel que ofició de bunker para la celebración y mientras esperaba en el lobby comenzaron a entrar las figuras nacionales. Me inquietó un poco el ambiente que podría llegar a haber. Muchas veces la euforia puede llevar a exabruptos. Y en este caso, después de una campaña tan violenta (cabe señalar que siempre desde el otro lado), me preocupaba que haya un revanchismo desmedido.

Pero el equipo mantuvo el profesionalismo. Los festejos fueron mesurados y hubo generosidad (sobre todo en Maximiliano Pullaro, el principal agredido) para convocar a los perdedores a sumarse de cara a las elecciones definitivas.

La noche terminó bien entrada la madrugada actualizando los resultados del conteo provisorio que en la categoría diputados fue tan estrecha que prometen un escrutinio definitivo exhaustivo. Antes de irse, el ahora candidato a gobernador avisó que nos esperaba en su oficina a las 7 de la mañana.

Con apenas un par de horas de sueño una nueva reunión en las oficinas de calle Italia (donde saqué la primera foto) marcó el fin de las primarias.

Hoy, martes 18, en un rato arranca la segunda parte. Mientras tomo unos mates, apunto estas ideas desordenadas a modo de diario.

Nos leemos en septiembre.

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