El relato de Jatón

santos
2 min readMar 9, 2023

Hoy me crucé en la calle con la grúa de acarreo municipal y pude ver como con algo pequeño, casi como un gesto, se construye el relato de político de una gestión. En este caso, quien emite el mensaje es el gobierno de la ciudad de Santa Fe.

Emilio Jatón, intendente de Santa Fe

Volvamos unos años atrás, a diciembre de 2019. Emilio Jatón había ganado las elecciones y era el flamante intendente de la ciudad. En uno de sus primeros actos de gobierno mandó a cambiar la gráfica de la Feria Diseña Santa Fe que se inauguraba por esos días en la Estación Belgrano.

La Diseña era (y lo sigue siendo) un evento que contaba con el visto bueno del público y que había sido impulsado en sus orígenes por la gestión que había terminado días atrás.

En este caso podemos ver cómo sin perder tiempo, y con algo de “astucia”, el nuevo gobierno se adueñaba de un evento que ya estaba armado y funcionando. Son las reglas de juego, nada que reprochar.

Ahora bien. Volvamos al 2023. Último año de gestión. Resulta que las grúas de acarreo, que contrariamente a la Diseña Santa Fe tienen una percepción negativa en la ciudadanía, siguen pintadas con el color y el logo de la gestión que encabezó José Corral.

¿Se quedaron sin presupuesto para el ploteo o es una decisión adjudicarse de las cosas positivas y desligarse de las negativas? Parecía ser que la respuesta se inclina más por la segunda opción.

Es obvio que a nadie le gusta que le lleven el auto pero también es cierto que uno no gobierna solo para que todos le den las gracias.

Alguna vez alguien dijo: “gobernar muchas veces es decir que no, es poner límites”. Está claro que Jatón y su equipo no están convencidos de esta máxima y por eso es que en la ciudad hoy hay una ausencia tácita del municipio.

Un claro ejemplo de esta forma de gobernar es lo que sucedió con la tan mentada ley de nocturnidad. El gobierno municipal nunca quiso ponerse al frente del tema porque eso significa ganarse antipatías (de los vecinos, de los dueños de bares y boliches o de ambos). ¿Cuál fue la solución? llamar a audiencias públicas interminables con cientos de oradores que dieron como resultado, como era de esperarse, un mamarracho de ordenanza que al día de hoy -más de tres meses después- sigue sin cumplirse.

No hacerse cargo de los temas urticantes, echar culpas a la herencia recibida y solo poner esfuerzo en crear un relato no parece una buena hoja de ruta para gobernar y liderar una ciudad. Faltan unos meses para las elecciones, el voto dirá si le dan la razón o no.

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